El Cabildo recupera la estructura original del edificio que albergará oficinas del Instituto Insular del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera

La Consejería de Arquitectura y Vivienda del Cabildo de Gran Canaria, tutelada por Conchi Monzón, avanza a buen ritmo con las obras de rehabilitación y reforma del edificio de oficinas que ocupa el número 26 de la calle Buenos Aires, en la capital de la Isla, que albergará oficinas para el Instituto Insular de la Gestión Integrada del Patrimonio Mundial y la Reserva de la Biosfera, y las del Servicio de Patrimonio Histórico. En las obras se ha recuperado la estructura original del inmueble, cuya parte interior fue cubierta para la construcción de unas aulas, bajo cuyo relleno ha sido localizado el antiguo desagüe, columnas de hierro y el suelo antiguo en buen estado, al igual que los ventanales decorados y la estructura del lucernario que ilumina el gran patio interior y las estancias.

El presidente de la Corporación insular, Antonio Morales, el consejero de Presidencia, Teodoro Sosa, y la consejera del Área han visitado el inmueble, para comprobar la buena marcha de este proyecto que, como manifestó Conchi Monzón, «supone poner en uso este edificio de gran valor arquitectónico, en el que se están restituyendo las características con las que fue diseñado, además de hacerlo sostenible y accesible», aseveró. «De esta manera, estamos salvaguardando el patrimonio arquitectónico que tenemos en Gran Canaria, a la vez que recuperamos la utilización del inmueble como oficinas administrativas, conectadas con todas las áreas que alberga la sede institucional de la Isla».

El proyecto ha requerido una inversión total de 1.408.159 euros y cuenta con una subvención de 770.605 euros de fondos ‘Netx Generation’ de la Unión Europea (UE) a través del Programa de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos (PIREP), al haber sido una de las 405 iniciativas que consiguió esta ayuda en todo el Estado, de las que siete son de Canarias. Por tanto, la financiación la asumen el Cabildo de Gran Canaria, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno estatal con el que se canalizan estas ayudas de la UE.

Con todo, la intervención en este inmueble, que se encontraba en desuso, implica desarrollar acciones de consolidación y conservación, de recuperación del patrimonio histórico y de implementación de mejoras en sus condiciones de accesibilidad y en su eficiencia energética. De hecho, en la obra, que se halla en el proceso de demolición de las intervenciones que alteraron su estructura original y tiene un plazo de ejecución de ocho meses, ya se han recuperado pavimento, columnas e instalaciones originales.

Se trata de un edificio que tiene una antigüedad de más de 103 años, dado que fue construido en 1914 y que forma parte del Catálogo Arquitectónico del vigente Plan Especial de Protección Vegueta-Triana. En su día, fue convertido en oficinas para la Viceconsejería de Justicia del Gobierno de Canarias, sus anteriores propietarios, y el Cabildo lo adquirió en 2014, con el propósito de restaurarlo y seguir destinándolo a oficinas, dada su proximidad a la sede central de la Corporación.

La edificación tiene dos alturas y cubierta transitable, y cuenta con 902,87 metros cuadrados de superficie construida, de los que la planta baja ocupa 476,32, la zona alta tiene 394,05 y las cubiertas ocupan los 32,50 restantes. La fachada principal es de 10,71 metros, mientras que el lateral izquierdo es de 40,45; el derecho, de 41,32, y la trasera, de 13,14. La fachada principal linda al sur con la calle Buenos Aires; el lado oeste, con el jardín del complejo de oficinas de la Corporación; el lateral este, con una edificación medianera gemela, y la parte trasera, al norte, con un inmueble de la calle Bravo Murillo.

El mayor aprovechamiento con el máximo respeto al patrimonio

La intervención que lleva a cabo la Corporación insular está teniendo en cuenta tanto el programa de necesidades para el uso que va se va a dar al edificio como su tipología y las limitaciones impuestas por su catalogación.

Con esas premisas, se está aprovechando la distribución ya existente para habilitar siete oficinas en la planta baja, seis en la alta, una en las cubiertas y un puesto de trabajo en el patio principal, además de  una sala de reuniones en cada uno de los niveles y zonas de aseos en la segunda crujía. Asimismo, en la planta alta, también se distribuye un pequeño oficio en la última crujía del edificio, junto con otros elementos comunes como el local para el Centro de Procesamiento de Datos y para el cuarto de limpieza.

Del mismo modo, se van a eliminar las obras añadidas, con el fin de restituir en lo posible el estado original al edificio. Y es que, en los niveles de intervención permitidos en el inmueble, se indica que se deben mantener los elementos interiores edificatorios y ornamentales de importancia. Así, todos los pavimentos recibirán un tratamiento de limpieza, pulido y abrillantado, con los medios necesarios, lo que incluye la parte proporcional de los zanquines y rodapiés, el re-fijado de piezas sueltas, con la recuperación de empastados y quitamanchas y otros, lo que mejorará el sellado de las juntas.

En cuanto a la eliminación de barreras arquitectónicas, se elevará la acera exterior, que pasará de los cinco centímetros de altura iniciales hasta los quince necesarios para eliminar el escalón de entrada a la edificación. También se prescindirá de los peldaños del zaguán y se dispondrá una rampa en toda su superficie con el material original y con un tratamiento antideslizante y, por último, se instalará un ascensor al lado de la escalera de emergencia que conectará las plantas baja y alta.

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